El calcio es un mineral cuya presencia es imprescindible en el organismo debido a que ayuda a restructurar los huesos y a fortalecer los dientes y todas las estructuras óseas. De hecho, en cantidades normales, el calcio en el organismo suele abordar de los 1000 a los 1500 gramos, en los tejidos internos, las células, el interior de los huesos y los líquidos cefalorraquídeos. Además de estos beneficios, el calcio ayudará a coagular la sangre, así como a impulsar las llamadas nerviosas al cerebro asegurando un buen funcionamiento del sistema nervioso y motor.
Podrás encontrar proporciones importantes de calcio en las avellanas, los lácteos, los quesos así como el hígado de bacalao, algunos cereales naturales sin tratar, el pescado azul y el tofu. Normalmente te llegará con que consumas alrededor de los 0,5 gramos y los 1,5 gramos diarios alcanzando los 800 mg como cifra idónea para todas las personas adultas.
Hay muchas personas que no absorben bien el calcio, al igual que otros minerales como el hierro, el fósforo o el magnesio pero normalmente la pérdida gradual y severa de este mineral se debe a causas genéticas y hormonales como las disfunciones de la tiroides y la paratiroides. Si quieres absorber bien el calcio deberás obtener una buena dosis de fósforo, la cual te ayudará a absorber este mineral de una manera satisfactoria.
Si a tu organismo le cuesta absorber el calcio (con menos de 90 mg por litro) podrás notar síntomas de debilidad extrema, calambres musculares frecuentes así como hormigueo varias veces al día, cefaleas, tendencias agresivas o nerviosas así como una pobre coagulación de la sangre obteniendo mayores probabilidades de sufrir enfermedades circulatorias.
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