Mi hijo tiene problemas para dormir ¿qué hago?

Mi hijo tiene serios problemas para dormir. Tiene cinco años, y tan solo duerme unas 6 horas al día, algo que me parece muy poco para la actividad que tiene a diario. Por más que hace tiempo que tiene una rutina y siempre lo llevamos a la cama a la misma hora, el niño no se duerme, da vueltas de un lado al otro y luego se pasa a nuestra cama.

Yo intento quedarme con él hasta que se duerma, pero no pasa nada.

Los días que duerme unas horas seguido, a las dos o tres horas se está despertando y enciende la luz para ponerse a jugar o se pone a llorar. Luego está todo el día cansado. Su profesora me ha dicho que a veces cuando está jugando o pintando un dibujo se queda dormido o se le cierran los ojitos.

Otras madres me han dicho que a sus hijos les pasaba lo mismo, sobre todo en situaciones estresantes como por ejemplo la separación de sus papás, o cuando está por llegar un nuevo bebé a la familia. En caso no tenemos ninguna de esas situaciones y al contrario, intentamos darle lo mejor al niño, por lo que no entiendo realmente a qué se debe y por qué mi hijo tiene problemas para dormir.

Me han dicho de consultar con un psicólogo infantil por si hay algún problema que le atormenta pero realmente no sé que hacer ni cuál es la solución en este caso. Lo que tengo claro es que mi hijo no puede seguir durmiendo tan pocas horas al día, porque eso no es sano, ni siquiera para una persona adulta, y mucho menos a esa edad en donde necesitan dormir más para crecer.

¿Qué puedo hacer en estos casos? ¿Consultar con un especialista?

RESPUESTA PROFESIONAL:

Son muchos los factores que pueden llevar a un niño a tener problemas para dormir. Los niños en edad pre-escolar y escolar necesitan dormir un mínimo de 10 horas al día, ya que es en el momento de dormir donde se desarrolla la hormona que ayuda al crecimiento. Si no se duermen las horas necesarias, esto podría afectar al crecimiento del niño como tal. En estos casos, lo mejor es comenzar a acostumbrar al niño a dormir a horas concretas y a hacer lo menos posible, esto quiere decir, no dejarlo pasar a la cama de sus padres, y mantener la luz apagada todo el tiempo para que comprenda que esas no son horas de jugar sino de dormir. En caso de que la situación persista lo mejor es consultar con su pediatra que podría derivarlo a una consulta de psicología infantil si lo cree necesario.