En los últimos tiempos me he dado cuenta que mi hijo es muy agresivo a tal punto que muchas veces no sé como controlarlo. Desde muy pequeño ha sido un niño con mucho carácter en general, pataleando cada vez que no obtenía lo que quiere. Es mi primer hijo y el primer nieto de ambas familias con lo cual ha sido un poco malcriado de ambos lados, pero aún así, intentamos todo el tiempo darle una educación clara para que sepa valorar el trabajo, el dinero y tener respeto por los demás.
Pero se nos está haciendo imposible. Si no obtiene lo que quiere, se pone muy agresivo al punto de tirarnos objetos a la cabeza. Me preocupa mucho el hecho de que se ponga agresivo con los demás compañeros y que pueda hacerles daño.
Por más que intento explicarle que esas cosas no se hace, que debe tener un buen comportamiento y respetar a los demás no sirve de nada. Él tiene ahora mismo 3 años, y me han dicho otras madres que es normal, pero yo no veo normal que un niño bien educado y que tiene una vida normal, que no ha sufrido ninguna situación como para sentir rabia o celos, sea tan agresivo.
Pensamos en llevarlo a un psicólogo infantil pero no sé si sería la solución. No quiero dar un paso que empeore la situación y que luego me arrepienta. Lo que tengo claro es que tengo que hacer algo porque me avergüenza la situación y el comportamiento de mi hijo en público, a tal punto que ya he dejado de llevarlo a casa de sus amigos o a un parque porque siempre termina habiendo un conflicto y yo no sé qué hacer para que no lo haya o para que juegue con los demás niños sin pegarles.
¿Qué puedo hacer?
RESPUESTA PROFESIONAL:
Los niños comienzan a ser agresivos a edades muy tempranas. Es una falta de costumbre y de adaptación a la convivencia con sus pares y con los mayores. Si este tipo de actitud no se detecta y soluciona a tiempo puede causar distintas dificultades a futuro como por ejemplo una mala conducta en el aprendizaje. Lo mejor es actuar enseguida y llevarlo a un psicólogo infantil que pueda detectar el motivo de su rabia y de su agresividad. No hace falta esperar a que la situación empeore y cuanto antes se trate, antes se podrá cambiar la conducta del niño y adaptarlo a la convivencia social.