Seguramente habrás escuchado en alguna ocasión hablar del drenaje linfático, pero realmente no sabes muy bien qué es. En este artículo vamos a tratar de explicarte de manera sencilla qué es y para qué sirve el drenaje linfático. Pero antes de conocer en qué consiste el drenaje linfático es esencial saber primero qué es y cómo funciona el sistema linfático.
El sistema linfático
El sistema linfático forma parte del sistema circulatorio siendo una forma de transporte que comienza en los tejidos corporales, continúa por los vasos linfáticos y desemboca en la sangre. Su función es llevar a la sangre, un líquido denominado linfa, que contiene proteínas que no pueden ir por la circulación sanguínea y distribuye los glóbulos blancos encargados de luchar contra posibles infecciones, y recoger moléculas de grasa de los capilares linfáticos que hay en el intestino delgado y transportar los deshechos.
Entonces, qué es el drenaje linfático
El drenaje linfático se utiliza para evitar la acumulación de la linfa en conductos obstruidos, desviándola a través de otros que estén en buen estado. Para llevarlo a cabo se manipula la zona con edema mediante un masaje que debe ser realizado por un especialista.
Después de preparar al paciente, en un ambiente confortable y diagnosticar las zonas que deberán tratarse, se procede a efectuar dos movimientos. El primero de ellos es de evacuación que se hace para desplazar la linfa hacia conductos sanos y distanciándola de la zona obstruida. Y el otro movimiento denominado de re-absorción que favorece que la linfa penetre en los nódulos sanos.
Las principales aplicaciones del drenaje linfático cuando no se deben a una enfermedad relacionada con el propio sistema, es para combatir la retención de líquidos, problemas circulatorios, celulitis, piernas cansadas, procesos postoperatorios, cicatrización…
Beneficios del drenaje linfático
Hemos visto hasta ahora qué es un drenaje linfático y en qué consiste. Ahora nos vamos a centrar en los diferentes beneficios que tiene realizar un drenaje linfático:
– Reducir las inflamaciones o edemas.
– Reabsorber los líquidos y mejorar la circulación.
– Disminución del dolor y efecto relajante.
– Mejora del aspecto de la piel.
Como tratamiento alternativo al masaje manual, encontramos también la presoterapia, que se realiza con un aparato que infla y desinfla unas botas, o mono completo, dividido en secciones que irán a una velocidad y presión adecuada al caso que se esté tratando. Los resultados son una mejora del riego sanguíneo y una mayor oxigenación. Es muy eficaz si se combina con otros tratamientos como mesoterapia o ultrasonidos para eliminar con más facilidad la grasa resultante.