Con el paso del tiempo, forma parte del ciclo de la vida el hecho de que nuestro cuerpo no funcione exactamente igual que cuando éramos más jóvenes, con lo cual, se hace necesario cuidarnos un poco más y realizar algunas revisiones así como también aplicar tratamientos especializados con el fin de protegernos y que nuestra salud esté en equilibrio.
A partir de los 30 años, en todos los casos hace falta realizar revisiones con más frecuencia. Como siempre, dependiendo de cada caso, puede que te haga falta acudir más a un especialista que a otro. Ten en cuenta que los factores de riesgo de herencia de patologías o enfermedades que puedan haber en tu familia son una información que no se puede pasar por algo y por ese motivo, es que algunas personas deben ir con mayor frecuencia por ejemplo al oftalmólogo o al ginecólogo, entre otros.
En el caso de la mujer, las revisiones ginecológicas deben seguir haciéndose al menos una vez al año, con estudios y pruebas como citología y ecografía. A partir de aquí se pueden ir añadiendo otras pruebas dependiendo de sus resultados. También es el momento de añadir la mamografía con el fin de prevenir el cáncer de mama. Si no hay episodios previos en la familia, esta prueba se realizará anualmente o cada dos años dependiendo de lo que decida el ginecólogo en ese momento.
Un estudio de electrocardiograma y radiografía de tórax anual se hace indispensable para poder seguir viendo año tras año la evolución propia y los posibles trastornos que pudieran aparecer en el futuro. Esto, sumado a un análisis de sangre y orina podrán darle un panorama general del estado de su cuerpo así como también una exploración física necesaria por parte del médico de medicina general o médico de familia.
Durante esta época, la mujer suele quedar embarazada, algo que hace necesario sus consultas al obstetra para ver la evolución de su bebé. También sucede, unido a esto mismo que durante esta edad, el estrés y el tipo de vida que llevamos pueden hacer que tengamos un sobrepeso o cambios en nuestro físico, con lo que al notar cualquiera de estos síntomas será necesario una consulta a un nutricionista para que nos ayude a volver a nuestro peso ideal.
En el caso de los hombres, las consultas con un urólogo cuando existen inconvenientes al orinar o similar puede ser una muy buena opción para prevenir enfermedades futuras.
Por supuesto que seguimos adelante con las visitas al oftalmólogo si tenemos problemas de visión y las visitas anuales al odontólogo para seguir manteniendo una sonrisa limpia y perfecta.
Si existen dolores en los huesos, por la postura en la que trabajamos, una buena revisión con un traumatólogo nos ayudaría a aplicar un tratamiento en la clínica del dolor o unas sesiones de fisioterapia para aliviarnos.