El verano es la época más propicia del año para que se produzca una intoxicación alimentaria debido a las altas temperaturas, ya que es en temperaturas en torno a los 35ª donde las bacterias encuentran el clima adecuado para desarrollarse. No sólo crecen más de lo habitual sino que también consiguen llegar a la reproducción, incentivando la existencia de más como ellas lo que aumenta el factor de riesgo.
Cuando sufrimos una intoxicación solemos tener como síntomas mareos, sudores, dolor de barriga, vómitos y diarrea. En estos casos lo recomendable es acudir a un especialista y realizarnos un chequeo de nuestro aparato digestivo para evaluar nuestra salud, puesto que si la ingesta de alimentos en mal estado es grande o no se controla a tiempo puede causar algún mal mayor. Normalmente solemos pensar que esta intoxicación viene derivada de algo que nos han dado, del típico plato que pedimos en un bar o restaurante. Puede darse el caso aunque lo habitual es que ésta provenga de nuestro propio hogar debido a que bajamos la guardia y nos confiamos.
Uno de los principales alimentos que produce intoxicación alimentaria en verano es el huevo, causando más del 20%, siendo la principal enfermedad la salmonelosis. Las bacterias pueden derivarse de las heces pegadas a las cáscaras que luego se mezclan con los alimentos, por eso es fundamental lavarlos y limpiarlos bien. Además en verano muchas personas dejan las tortillas al aire libre pero con tanta temperatura no pueden estar más de 1h en el exterior, siempre correctamente refrigeradas.
Incluso aunque la tortilla se encuentre dentro de la nevera en época estival no debe dejarse pasar más de 24 horas si el huevo de la misma no está lo suficientemente cuajado. Si está más pasado entonces podría estar hasta 48 horas.
Pero sin duda uno de los grandes focos de infección son las salsas mayonesas, las cuales siempre tienen que estar dentro de la nevera y no consumir nunca después de haber pasado un día. Cada mañana debe prepararse una nueva.
El pescado es el segundo alimento que más intoxicaciones alimentarias produce en nuestro organismo durante el verano. Ya hay que tener especial cuidado en otras épocas pues es fundamental mantenerlo fresco. Hoy en día hay cámaras frigoríficas, están envueltos en hielo, pero aún así a veces pasan días desde la captura hasta el consumo final. Desde fuera se puede apreciar por el tono de piel y los ojos caídos si ese pescado está pasado y ya bastante justo para el consumo. Una vez adquirido debe lavarse bien y eliminar los posibles residuos internos que pueda tener, manteniéndolo en la nevera hasta la hora de prepararlo. Una vez cocinado debe comerse en el mismo día salvo que esté ahumado, marinado o en escabeche.
El marisco también hay que consumirlo lo más fresco posible pero el problema radica en aquellos cetáceos que no pasan por la depuradora debido a que son capturados de forma furtiva. El precio es más económico pero también suponen un riesgo para la salud ya que todas las bacterias se mantienen dentro y fuera.
Otra gran fuente desconocida de intoxicación alimentaria son las frutas, hortalizas y verduras. Normalmente debido a que son productos con un contacto directo con la tierra, lo que hace que estén expuestas a numerosas bacterias contaminantes. Si no tienen un proceso de limpieza adecuado existe un riesgo elevado de contaminar el cuerpo humano así como a los demás productos con los que se cocina.