Hoy nuestra psicóloga y colaboradora María del Mar Capella nos habla de un trastorno que nos preocupa a todas las que somos madres y es saber si nuestro hijo es Dislexico.
¿Mi hijo es disléxico? ¿Existe tratamiento?
La Dislexia, junto con el Trastorno por Déficit de Atención, es el trastorno neuropsicológico más frecuente en población infantil, con una prevalencia de entre el 5 y el 15%.
Es un trastorno que persiste durante toda la vida (aunque su expresión varía con la edad) y que en caso de no detectarse y no realizar una intervención temprana, puede acarrear graves consecuencias en el desempeño académico del niño.
Indicios de Dislexia
Dado que la Dislexia es una dificultad específica en el aprendizaje de la lectura con base neurofuncional, el método convencional de enseñanza de la lectura no resulta eficaz en estos casos.
Aunque en la etapa preescolar ya se pueden manifestar factores de riesgo de la Dislexia, es a partir del inicio del aprendizaje de la lectura cuándo se apreciaclaramente su presencia y se puede diagnosticar. Algunos indicios podrían ser:
§ Lectura lenta con numerosas pausas, repetición de palabras, pérdida del punto en el que estaba leyendo, y errores como omisiones, substituciones, inversiones de sílabas o letras.
§ Dificultad en la comprensión y recuerdo de palabras, frases o textos.
§ Escritura de difícil comprensión, con caligrafía deficiente, numerosas faltas y errores de omisión, substitución o inversión de sílabas o letras.
§ Problemas de adaptación escolar, falta de interés durante las clases, baja concentración, oposicionismo o baja autoestima.
Diagnóstico y Tratamiento
Es importante tener en cuenta que del mismo modo que con otros trastornos del aprendizaje, las consecuencias de la Dislexia se pueden mitigar con el adecuado tratamiento, por lo que es posible seguir una escolarización normal.
Dado que la mayoría de profesores son conocedores de las características de la Dislexia y que pasan muchas horas al día con los niños, frecuentemente son los primeros en sospechar de su presencia, aunque también podrían los padres.
En caso de sospecha, es importante realizar un buen diagnóstico acudiendo a algún especialista, como un neuropsicólogo infantil o un psicopedagogo. Éstos profesionales también serán los encargados de realizar el tratamiento, el cuál suele incluir sesiones individuales con el niño, y pautas para los padres y el centro escolar.