¿Estás embarazada o crees que lo estás? Qué maravilloso momento ese en el que creemos que vamos a ser mamás…
El primero y más evidente de los síntomas de una gestación es la amenorrea o falta de sangrado menstrual, que en mujeres de ciclo regular puede sugerir el embarazo con sólo una semana de retraso. Sin embargo, si los ciclos menstruales son irregulares, es muy fácil que una falta pueda pasar desapercibida, por lo que es necesario prestar atención a otros síntomas de una posible gestación.
Además, algunas mujeres tienen un sangrado vaginal coincidiendo con los días en que deberían tener la regla, un sangrado que no es menstrual sino fruto de la implantación del óvulo fecundado en el útero. Se trata de un ligero manchado que no debe causar ninguna alarma, pero que puede enmascarar el embarazo. No hay que asustarse, es un pequeño sangrado totalmente normal.
Uno de los síntomas que se produce ya en los primeros días de embarazo y que hace levantar las sospechas es la hinchazón mamaria, una sensación de pesadez en los pechos y una mayor sensibilidad en toda la zona. En ocasiones la tirantez es tan notoria que los sujetadores habituales pueden llegar a molestar, sobre todo si llevan aro, relleno o no tienen refuerzo suficiente bajo los pechos. La areola del pezón también puede oscurecerse, fruto de la pigmentación. Estos cambios en los pechos se deben a la actividad de tres hormonas (prolactina, progesterona y estrógenos), que entre otras funciones preparan el pecho materno para la futura lactancia.
El cambio que vive el cuerpo de la mujer durante las primeras semanas es muy similar al que se experimenta cada mes antes de la regla, lo que conocemos como síndrome premenstrual. Las hormonas provocan la aparición de fatiga y náuseas, así como la aparición de granos acneicos en la piel. También son muy habituales los cambios de humor, que pueden hacer estallar en llanto súbito o en ataques de irritabilidad extrema. Cuando todos estos síntomas persisten durante más de una semana, constituyen posibles síntomas de una gestación, ya que pueden ser debidos al aumento de la hormona gonadotropina coriónica humana (hCG), responsable de la maduración del óvulo las primeras semanas. El mayor nivel de esta hormona del embarazo es la causante del rechazo a ciertos sabores y olores que siente la mujer incluso antes de saber si está embarazada.
La mejor forma de corroborar si estás embarazada es utilizar los test de embarazo. Estas pruebas, de venta en farmacias y muy fáciles de utilizar en casa, son la forma más fiable de diagnosticar un embarazo en las primeras semanas. Actualmente, estas pruebas son capaces de detectar en la orina la hormona del embarazo incluso en la primera semana tras la fecundación. Muchos de estos test de última generación incorporan un medidor hormonal que permite saber no sólo si estás embarazada con el 99% de fiabilidad, sino incluso el tiempo aproximado desde el momento de la fecundación.
Lo mejor es hacer la prueba por la mañana, con la primera orina del día, ya que estará más concentrada y tendrá mayor nivel de la hormona hCG. Si el resultado sale negativo, y los síntomas persisten, será necesario repetir la prueba días más tarde para confirmar o descartar el embarazo.
Una vez diagnosticado el embarazo a través de un test de orina, el médico repetirá la medición de nivel de la hormona del embarazo a través de un análisis de sangre. La lectura del los niveles de la hCG en sangre permite confirmar que el desarrollo del feto es el adecuado para la edad gestacional. También puede utilizar la ecografía transvaginal, que no sólo confirmará la gestación, sino que comprobará que el embrión ha anidado correctamente y determinará las semanas transcurridas desde la concepción.