La espirulina es una gran desconocida que merece un mayor reconocimiento porque es un auténtico dechado de beneficios para la salud.
Es un alga microscópica o microalga verde – azul cuyo alto contenido en proteínas, vitaminas y minerales hacen de ella un valioso complemento alimentario. Leyendo los estudios que sobre la espirulina se han realizado, podemos apreciar que influye de manera positiva en muchas de nuestras funciones esenciales.
Contiene proteínas con aminoácidos esenciales y no esenciales; minerales entre los que encontramos potasio, calcio, zinc, magnesio, fósforo, hierro…; vitaminas B1, B2, B6, B12, C, E…; acído linoleico, betacaroteno, clorofila…
Beneficios de la espirulina.
La espirulina tiene una gran ventaja nutiricional que pocos alimentos más poseen y es, que a pesar de su gran contenido en proteínas, apenas tiene grasas saturadas, aporta ácidos grasos esenciales y es además baja en calorías. Por todo ello y porque tiene efecto saciante es usada en dietas de adelgazamiento.
Gracias a los betacarotenos es adecuada para dietas antienvejecimiento y para problemas oculares.
Destacable también, es su elevado contenido en hierro, que combinado con la vitamina C, y la clorofila lo hace muy eficiente para tratar la anemia o la desmineralización. Es una mezcla perfecta ya que el hierro no se fija si no existe la cantidad adecuada de ácido (vitamina C) que en este alga está presente y propicia además que se absorba con facilidad.
El hierro y el magnesio ayudan a paliar el agotamiento y proporcionan vitalidad, optimismo y mejora en la forma física. Es equilibrante y muy indicada para deportistas.
Es una gran desintoxicante , buena depuradora de la función intestinal y muy usada para molestias digestivas, problemas hepáticos y renales.
Por último se recomienda para caso de artritis, infecciones vaginales, alergias y estreñimiento.
Para consumir espirulina, hay diversas formas. En píldoras, en polvo añadiéndola a algún alimento como el hummus o el guacamole y en batido.