Aunque faltan meses para que llegue el tan ansiado verano, es importante ir tomando conciencia sobre los peligros de una excesiva exposición solar, para evitar caer siempre en los mismos errores…
El bronceado saludable no existe. Así de tajante es la afirmación de los dermatólogos en una cultura que alaba la pigmentación de la piel con puros fines estéticos.
El color que adquiere la piel luego de exponerla al sol, no es más que una respuesta de defensa de este órgano ante una agresión, y aunque esta agresión no evidencia sus consencuencias hasta pasados los años, cuando aparecen lo hacen súbitamente.
Entre los efectos adversos más comunes encontramos el envejecimiento prematuro de la piel, cáncer e inmunodepresión.
La solución no pasa por dejar de ir a la playa y quedarnos encerrados en casa en los meses de verano. Los rayos ultravioletas (UV) son beneficiosos en su justa medida, favoreciendo la producción de endorfinas, aumentando nuestra sensación de bienestar y ayudando en la síntesis de vitamina D que a su vez favorece la consolidación de nuestros huesos y cumple funciones antineoplásicas.
Lo importante es que las personas entiendan que para que ocurran todos estos procesos, no es necesario pasar horas al sol como lagartos. Con una exposición de 15 minutos al día, dos veces por semana ya es suficiente. Teniendo en cuenta que por suerte España es unos de los países mediterráneos con más meses de sol al año, no es difícil alcanzar la dosis recomendada de rayos solares.
¿Cómo se puso de moda el bronceado?
Hace un tiempo, la palidez no estaba asociada a la enfermedad, sino todo lo contrario. De hecho, las personas que pertenecían a la clase socio-económica alta, jamás se exponían al sol con el mero hecho de broncearse. Por eso la sombrilla era un elemento básico en el esparcimiento al aire libre. Se decía justamente que estos ciudadanos tenían sangre azul porque eran tan blancos que sus venas lograban transparentarse a través de su piel. Pero hacia finales del siglo XIX se vinculó tomar sol con la cura de ciertas enfermedades, como la tuberculosis. Es entonces cuando las conductas dieron un giro de 180°. Este cambio de hábitos no tuvo solo ribetes médicos. La diseñadora Coco Chanel, que tenia un fototipo de piel algo más oscura que la mayoría, impuso su tono de piel como moda.
¿Son iguales todos los rayos ultravioletas?
Además de la energia lumínica y la radiación infrarroja, el sol emite rayos UV de tres tipos. Los C pasan desapercibidos en la tierra, porque no atraviesan la capa de ozono, los B se potencian durante el mediodía y los A permanecen todo el día y tienen mayor longitud de onda.
Hay dos tipos de cáncer de piel se vinculan con los segundos: El carcinoma espinocelular y el basocelular, que son los más frecuentes. Concentran entre el 80 y 90% de los casos pero los menos mortales. En cambio, los A tienen la capacidad de desarrollar melanoma, un tipo de cáncer que diagnosticado de forma tardia puede causar la muerte.
¿Por qué se produce el cáncer de piel?
El cáncer se produce por una alteración de los melanocitos, que son las células ubicadas entre la epidermis y la dermis. Las radiaciones UV, naturales o artificiales, producen mutaciones en el ADN de los melanocitos, los cuales responden a esta agresión generando pigmentos. Por este motivo, el bronceado está lejos de ser saludable.
¿Qué tipo de personas son más vulnerables a los efectos de los rayos UV?
Las personas que poseen un fototipo de piel bajo, es decir con poca capacidad para broncearse, son los que presentan un mayor riesgo al momento de exponerse al sol. Cuanto más pálida es naturalmente la piel, hay más posibilidades de contraer una enfermedad maligna porque tiene menos capacidad para cuidar el material genético.
¿Qué es y cuando se produce el fotoenvejecimiento?
Los efectos del bronceado no son inmediatos; quienes se asolean en la adolescencia y al inicio de la tercera década, tendrán diez o veinte años después daños irreversibles generados en las capas profundas de la piel por la degeneración celular. Lo que puntualmente producen las radiaciones UV es lo que se conoce como fotoenvejecimiento. Se van presentando cambios en la apariencia y la función de la piel, volviéndose ésta más áspera, arrugada, con menos elasticidad y por lo tanto más flácida.
Consejos básicos:
- Hidratar la piel. Es indispensable para hacerle frente a los factores enemigos. Además de beber mucha agua , es muy beneficioso el uso de cremas hidratantes a diario. Si se aplican 10 minutos después del baño, mejor, porque es cuando se absorben con más eficacia.
- Evitar las horas de más sol. No hay necesidad de organizar actividades al aire libre a las 12 del mediodía.
- Buscar la sombra siempre es una buena medida para reducir las consecuencias negativas de los rayos UV.
- Usar sombrero o gorro. Los que ademas del rostro tapan el cuello son ideales.
- Ojos protegidos. Es fundamental llevar gafas de sol con protección UV, porque se evitan así enfermedades oculares como conjuntivitis, degeneración macular y daños en la córnea o retina.
- Ropa adecuada. Cuando paseamos al aire libre es conveniente tapar nuestro cuerpo con prendas oscuras y no claras como se cree. La ropa oscura evita que los rayos UV atraviesen la tela y se pongan en contacto con nuestra piel.
- Cremas protectoras. El factor 30 es el mínimo recomendado. Se puede usar el mismo para el rostro y el resto del cuerpo. Hay que aplicarlo media hora antes de la exposición solar y repasarlo luego de permanecer en el agua ya que no existe ningún protector solar totalmente resistente al agua.
Nadie recomienda no disfrutar del sol, qué mejor que un antidepresivo natural.
Lo importante es un cambio de mentalidad que nos permita darnos cuenta que no debemos exponernos al sol con la única finalidad de broncearnos.
Saludos!