La época estival es una de las más agresivas para el cuerpo humano debido al calor tan sofocante que se instala durante muchas semanas. Todas las personas están expuestas a sufrir las inclemencias de la temperatura pero son los más pequeños así como los mayores quienes tienen un mayor porcentaje de riesgo. En este último grupo se dan numerosos casos de ingresos hospitalarios así como defunciones por no haber tomado las medidas adecuadas o exponerse demasiado. Es por ello que siempre conviene proteger a las personas mayores del calor.
Con el paso de los años los seres humanos nos volvemos más sensibles y vulnerables ante las enfermedades o situaciones peligrosas, como puede ser la exposición fuerte al sol, así como su correspondiente calor. El cuerpo no es capaz de regular la temperatura corporal de la misma forma que cuando era joven por lo que la sensación de bochorno es completamente diferente a como era antaño. La transpiración de la piel no es tan eficiente lo que conlleva una sensación de ahogo mucho más elevada, incrementando los problemas derivados de estos síntomas abrasadores. Además la capa de la propia piel tiende a volverse más fina con el paso de los años lo que le hace perder sus propiedades protectores ante la exposición al sol.
Los estudios médicos reflejan que las personas mayores tardan más tiempo en detectar el calor, así como síntomas derivados como puede ser la sed o deshidratación. Por eso siempre debe actuarse de forma preventiva, cuidando e hidratando antes de que pueda pasar algo y teniendo conocimiento de cuáles son los aspectos que hay que tener en cuenta para sobrevivir al calor de verano. Es mejor hacer un proceso repetitivo que permita estar en las mejores condiciones que dejarlo pasar por no sentir nada y luego sufrir un problema.
Como en cualquier otro grupo de edad los pasos a seguir son muy similares, pero siempre incrementando los niveles de protección puesto que el riesgo es mayor. Una de las claves principales es no exponerse directamente al sol, especialmente en las horas centrales del día, así como llevar ropa fresca, que no se pegue a la piel y que refleje los rayos de luz, como puede ser la tonalidad blanca. No debe nunca descuidarse la cabeza, pues es una de las zonas corporales más sensibles y que mayor daño sufre. Para ello es mejor utilizar un sombrero que transpire, como el clásico de paja. Hay ciertas prendas que cubren toda la cabeza pero son tan cerradas que acaban provocando una gran sudoración, generando mayor sensación de bochorno y aumentando la temperatura corporal.
Otro aspecto fundamental para reducir el calor en personas mayores pasa por beber constantemente líquidos, con especial hincapié en agua fresca, la mejor bebida para saciar la sed, despejar el calor e hidratar el cuerpo. La dieta debe acompañarse con productos frescos, donde primen las frutas y verduras, evitando los platos calientes así como aquellos con alto contenido en grasas. Además es importante evitar los esfuerzos físicos y esperar para pasear cuando se haya puesto el sol, de forma relajada.